En la actualidad, se observa que la depresión toma cada vez más predominio en la sociedad (Blanco, 2013). Según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), la depresión se refiere a “un estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades” (1995, p.326).
Las personas con este padecimiento, manifiestan sentimientos de vacío, inutilidad, autoreproche, culpa, responsabilidad ante las adversidades ajenas, cansancio o falta de energía (APA, 1995). También, son personas que suelen expresarse decaídas, desmotivadas, ansiosas, con ausencia de iniciativa y, con una precaria autoimagen y una baja autoestima (Blanco, 2013).
La depresión se produce por una combinación de factores genéticos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. La historia familiar de depresión, así como las enfermedades severas como enfermedad del corazón o cáncer, repercute de manera elevada como factor de riesgo para desencadenar depresión. Asimismo, las circunstancias importantes en la vida, el trauma y el estrés también pueden generar en un episodio de depresión. (APA,2017).
La depresión refiere a un estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades
El permanente contacto con personas que manifiestan este tipo de conductas puede generar un desgaste en el contexto en el que se desenvuelve la misma. En este sentido, los recursos de apoyo que posee la familia con un integrante con depresión se consideran sumamente importantes. En este sentido, el establecimiento y el buen desempeño de una relación profesional-familia-paciente y la necesidad de un proceso psicoeducativo resultan significativas para estos casos (Blanco, 2013).
Ferré Grau (2008) ha observado que en la depresión, el cuidado hacia la persona que lo padece es realizado mayormente por el entorno más cercano a ella, lo que conlleva una sobrecarga emocional elevada y en ocasiones también física por parte de los cuidadores.
De acuerdo con Blanco (2013), el hecho de cuidar a la persona con depresión es una responsabilidad que impacta en la estabilidad emocional de quien lo realiza, debido al contacto frecuente con experiencias altamente demandantes que impacta negativamente en el cuidador, donde se pone en juego el estado de ánimo y bienestar de este. Si bien estas vivencias generan ansiedad en los cuidadores, el mayor factor generador de estrés es la persistencia de los síntomas de la persona que lo padece más que la intensidad con la que lo viven.
Algunos síntomas de la depresión, como la inhibición, la baja autoestima o la apatía, pueden dificultar extremadamente la capacidad de la persona deprimida para buscar ayuda en los demás. Sumado a que muchas veces, el entorno cercano tampoco sabe cómo ayudar en estos casos. Lo que provoca que la persona con depresión se aísle cada vez más y manifieste reproches por no sentirse atendido. A este respecto, resulta de gran importancia planificar un plan de ayuda conjuntamente entre la familia, el paciente y el terapeuta.
La familia debe saber que el síntoma que predomina en el estado de ánimo de la persona es la tristeza profunda, como también, la realización de actividades independientemente de cual sean, implica un gran desafío que en la mayoría de las ocasiones se siente como imposible de realizar. Incluso aquellas actividades que antes le resultaban placenteras. (Aragonès Benaiges et al. 2013).
Desde este lugar, Godoy et al. (2020) manifiestan que una instancia psicoeducativa, forma parte de un elemento imprescindible en la prevención de patologías vinculadas al estrés en los familiares y pacientes. Por otro lado, esta instancia fomenta el entrenamiento de habilidades, que beneficia el empoderamiento y la reinserción de la persona a los contextos de interacción social, así como el desarrollo de la autonomía debido a que ofrece confianza y esperanza en el proceso de la enfermedad.
En este sentido, el profesional de la salud debe desempeñar un adecuado tratamiento, con el objetivo de mejorar la calidad de vida. La psicoeducación como herramienta de intervención arrojó resultados estadísticamente significativos en la reducción del tiempo de recaída de los pacientes y el restablecimiento de la calidad de vida. (Godoy et al. 2020).
La familia debe saber que el síntoma que predomina en el estado de ánimo de la persona es la tristeza profunda, como también, la realización de actividades independientemente de cual sean, implica un gran desafío que en la mayoría de las ocasiones se siente como imposible de realizar. Incluso aquellas actividades que antes le resultaban placenteras. (Aragonès Benaiges et al. 2013)
En este marco, uno de los objetivos de la psicoeducación es el de proporcionar información veraz sobre la depresión ya que, entre otras cosas, resulta posibilitador para la persona que lo padece en lo que respecta a tomar decisiones que afectan a su salud y lidiar con el estigma y los prejuicios asociados a la enfermedad mental y a la depresión en particular.
Otro punto importante es tener en cuenta que las personas con depresión, frecuentemente tienen pensamientos recurrentes de ideación suicida. En estos casos, hablar sobre ello y contextualizar como parte del cuadro depresivo puede ayudar a disminuir significativamente la angustia y la culpa que estas ideas generan.
Una fuente de dificultad se vincula a la percepción de los familiares y amigos respecto a que la sintomatología depresiva responde a un estado de tristeza pasajero y se espera que la persona con depresión la resuelva por sí misma en poco tiempo. En este sentido, la falta de comprensión puede incrementar los sentimientos de culpa y baja autoestima de la persona, que mayormente ya estarán presentes como un componente de la depresión, lo que fomenta más la incomunicación y al aislamiento social, por tal motivo es tan importante que el entorno cercano al paciente, esté informada lo mejor posible al respecto.
Por otro lado, resulta de gran importancia la adherencia al tratamiento ya que, de no ser así, puede comprometer la efectividad de la intervención terapéutica y por tal motivo, uno de los ejes principales de la psicoeducación es la fomentación de la adherencia al tratamiento.
Otro de los objetivos, refiere a que la persona gradualmente recupere la rutina de actividades que solía tener. En esta línea, se considera que la actividad física con ejercicio moderado y de manera regular ayuda a la mejora al paciente ya que influye en la calidad de vida, provocando efectos sumamente beneficiosos que impacta en el contexto psicológico, respecto a su autoestima, su autoeficacia y en la sociabilización, así como también influye en el contexto neuroquímico, por un incremento en la producción de norepinefrina y endorfinas (Aragonés Benaige et, al. 2011).
Es así que la psicoeducación según Bedoya Hernández y Builes Correa (2006) se aprecia como coadyuvante en el tratamiento de los trastornos mentales en general, basado en esta enseñanza brindada para comprender mejor la enfermedad y responder de manera apropiada a sus manifestaciones.
De esta manera, se espera que la vulnerabilidad del paciente disminuya, y que mejore su funcionamiento cognitivo y su motivación. Así como también, se busca que la ansiedad de los familiares se reduzca mediante la orientación y la información acerca de la enfermedad. (López Amaro, 2011).
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Referencias
Aragonès Benaiges, E. Cardoner Álvarez, N. Colom Victoriano, F. López Cortacans, D. (2011). Psicoeducación en pacientes con depresión (Guía de buena Práctica Clínica en).
Blanco Julio, J. L. (2013). Afrontamiento familiar del paciente con depresión. (Vol. 1).
Builes Correa, M. V y Bedoya Hernández, M. H. (2006). La psicoeducación como experiencia narrativa: comprensiones posmodernas en el abordaje de la enfermedad mental: Vol. XXXX / No. 4 (Revista Colombiana de Psiquiatría).
Ferré Grau, C. (2008). Dimensions of family care during depression. An ethnographic study (Index Enferm, Vol. 17 n.o3).
Godoy, D. Eberhard, A. Abarca, F. Acuña, B., y Muñoza, R. (2020). Psicoeducación en salud mental: Una herramienta para pacientes y familiaresPsychoeducation in mental health: a tool for families and patients (Revista Médica Clínica Las Condes, Vols. 31, Issue 2).
López Amaro, V. O. (2011). Efectividad de la psicoeducación en la calidad de vida en pacientes con trastorno depresivo mayor (Instituto politécnico nacional escuela superior de medicina sección de estudios de posgrado e investigación).
Mufson, L. Bufka, L. Wright, V. (2017). Superando la depresión. American Psychological Association (APA).